Se ha comprobado científicamente que las emociones puedes ser percibidas. Una persona que experimenta un sentimiento tendrá una reacción química en su organismo y esto producirá un olor especial. Entre las reacciones más fáciles de medir están el miedo, la felicidad y la excitación sexual.

La magia del aroma a chocolate reside en sus efluvios que nos retornan al confort y bienestar, estimulando la producción de endorfinas, hormonas que producen felicidad y que además brindan energía y activan el buen sentido del humor. En este sentido, sin nos encontramos envueltos por el olor del chocolate, inconscientemente nos sentiremos inspirados para dar el todo por el todo en una  rutina de ejercicio, estaremos más dispuestos a esforzarnos y sentiremos que tenemos más voluntad para enfrentar las adversidades.

Dice la leyenda que existe una piedra mágica en las praderas de occidente que es capaz de absorber parte del arcoíris y las fragancias de todo tipo de flores después de la refrescante lluvia de verano. Con el tiempo, la piedra va adquiriendo poderes y cuando es tocada suavemente libera partículas de colores y aromas de pétalos.